lunes, 8 de junio de 2015

Todos irán a la guerra contra el Barcelona

Todos irán a la guerra contra el Barcelona





El Barcelona celebró por todo lo alto el ser el primer club en ganar dos tripletes en el fútbol europeo: Liga, Copa y Champions.

El triunfo del Barça en la final de la Champions League tendrá ecos más o menos inmediatos en Madrid, Londres, Manchester, Múnich y París.
Estas son las ciudades con clubes suficientemente ricos y ambiciosos para cerrarle el paso europeo a los azulgrana

(Si se quiere agregar a Turín, Lisboa, Oporto, Roma, Liverpool… vale, pero el cálculo de probabilidades sugiere que es un desenlace poco plausible).




El tridente sudamericano formado por Suárez, Messi y Neymar anotó 122 goles en la temporada.

Ya hemos visto varios artículos en la prensa internacional sobre un posible cambio de guardia en la identificación de un club con el principal torneo europeo, que el Barcelona ha ganado cuatro veces en los últimos 9 años.
Esto es algo que el Real Madrid no estará dispuestos a contemplar: Rafael Benítez, reemplazante de Carlo Ancelotti en el banquillo, es madrileño (hace 20 años entrenó al Real Madrid B) y conoce los requerimientos mínimos de la institución.
Los festejos y los lamentos por lo ocurrido el sábado tienen su importancia noticiosa, pero lo verdaderamente trascendente es lo que ocurrirá mañana.

El juego de la silla

En los próximos días uno de los temas recurrentes será la decisión que debe tomarLuis Enrique sobre su futuro en el banquillo del Barça.
El presidente, Josep Maria Bartomeu, aseguró este lunes que el técnico seguirá en el club, pero esta declaración es irrelevante: el que debe decidir todavía lo está pensando.
Si el técnico tuviera una personalidad convencional, no habría ninguna duda: ¿a quién se le ocurriría dejar un puesto en el que ha ganado todo lo que se puede ganar el primer año, tras una carrera breve y no tan exitosa en otros clubes?




Luis Enrique sonrió como pocas veces se le ha visto en el banquillo del Barcelona tras ganar la Liga de Campeones.

Pero Luis Enrique es un personaje obstinado, muy orgulloso y se sintió traicionado cuando la directiva (ese presidente que tanto lo quiere ahora) echó a Andoni Zubizarreta, el director deportivo que le había puesto en funciones.
Luis Enrique Martínez García, que así se llama, se siente cómodo estirando la cuerda porque la incertidumbre lo fortalece.
Y además quiere tener una idea clara sobre el desenlace de las inminentes elecciones en el club, en las que se presentará Bartomeu. Este panorama debería aclararse en los próximos días.
Dado que cuando despidieron a Zubizarreta, él también fue señalado y ahora quiere tener garantías de estabilidad y respaldo para la próxima temporada, sin que él y su equipo sean barridos por algunos malos resultados o una rebelión de jugadores.

El tridente sudamericano

En enero, casi todos dieron por sentado que Messi había exigido a Bartomeu la cabeza de Luis Enrique; en la cobertura más reciente han surgido algunas fotos que sugieren una reconciliación, pero cabe suponer que ambos sabían qué zafarrancho armarían si no se saludaban con (relativa) cordialidad.




La gran pregunta en el Barcelona es saber si seguirá Luis Enrique al frente del equipo que comanda Messi en el campo.

Y nadie debería dudar de que este terco asturiano (de Gijón) es capaz de dar el portazo si las cosas no salen como a él le gustan.
En 2012, renunció al banquillo del AS Roma antes de completar un año debido a los malos resultados y también… como no, a sus choques con jugadores, en particular Francesco Totti, un héroe que para los romanos equivale a Messi en Barcelona.
Lo cierto es que no está en claro hasta qué punto Luis Enrique ha olvidado la rebeldía del rosarino y la posterior "declaración de independencia" del trío atacante. Al DT le causó muy poca gracia cuando Luis Suárez atribuyó a Messi la iniciativa de emigrar al lateral, para dar al uruguayo el centro del ataque.
Luis Enrique no tiene don de gentes: habla en forma abrupta, agresiva, deslizando "mensajes" que incomodan a sus interlocutores. Algunas de sus conferencias parecen ajustes de cuentas en vez de rondas informativas.
Pero es obvio que él y su cuerpo técnico han llegado a un acuerdo de no agresión o cooperación con el vestuario, cuyo equilibrio interno está basado a su vez en el respeto del grupo por la autonomía del trío Messi-Suárez-Neymar a cambio de los goles (122 esta temporada) que traen los títulos.

El camino entre Xavi y Benítez

Muchos comentaristas han destacado el retiro de Xavi Hernández, el gran testigo de la gloria precedente, pero su ausencia en el Barça de Luis Enrique no se sentirá tanto como hubiera sido el caso en el de Guardiola.




El Real Madrid reaccionó a una temporada en la que no ganó ningún título contratando al técnico Rafael Benítez.

La ruptura de las negociaciones entre el club y Dani Alves (de gran actuación en los últimos cinco meses pero muy criticado desde hace un par de temporadas) se debió por supuesto a que el club estaba negociando la incorporación de otro lateral muy versátil procedente del Sevilla, Aleix Vidal, que velará sus armas hasta enero de 2016, cuando vencerá la sanción de la FIFA al Barça.
También se habla de la posible llegada, en las mismas condiciones, del gran objetivo de casi todos los clubes grandes, Paul Pogba, a quien Juventus no podría retener.
Pero en Madrid sugieren que Pogba es "el galáctico" de turno señalado por Florentino Pérez, quien suele salirse con la suya un poco por su habilidad negociadora, otro por el prestigio del club y otro por el grosor de su billetera.




David de Gea se despidió de Old Trafford y podría ser la primera gran contratación del Real Madrid.

Pérez quiere "la undécima" y, dado que el estilo del Madrid es mucho más presidencialista que el del Barça, su palabra será ley a la hora de reforzarse.
El aporte más mencionado, claro, es el de David de Gea, que además de ser un gran portero serviría para terminar de una vez por todas con el culebrón de Iker Casillas y sus malas relaciones con un sector de la tribuna… y el directorio.

Con la mira puesta

Lo cierto es que el plantel madridista es de excepcional calidad, aunque un poco corto en el banquillo y en la línea media, que en la última temporada estuvo poblada por mediapuntas.




El argentino Sergio "Kun" Agüero fue el máximo goleador en la Liga Premier.

Es por esto que se habla de Pogba, el italiano Marco Verratti (muy estimado en el PSG, que querrá retenerlo) y, ahora, del chileno Arturo Vidal, supuestamente un pedido de Benítez, de quien se dice que estaría dispuesto a mover a CR7 al centro del ataque, a Gareth Bale a la izquierda y… esto significaría sentar a Benzema, uno de los juguetes preferidos del presidente.
También se habla de la posible llegada de Sergio Agüero, pero cuesta imaginar que el Manchester City, humillado en la Premier y en Europa, estará dispuesto a ceder a su mejor jugador y la fuente de los goles.
Por lo demás, ¿para qué necesita el Madrid a Agüero?

¿Las dudas de Mou?

En Londres, la gran incógnita es la posible llegada de Radamel Falcao al Chelsea… que ya tiene a Diego Costa.




El estilo de jugar de Diego Costa no ha sido del agrado de todos los periodistas ni aficionados en Inglaterra.

Esto sugiere varias lecturas. Por un lado, podría ser una maniobra protectora de José Mourinho, para asegurarse de que tendrá a un goleador-rematador en servicio, tras la partida del fiel Drogba y los rumores de que Costa, que no se habría adaptado a la vida en Londres, querría volver al Atlético de Madrid.
(Esto suena a intrigas de agentes, en las que Jorge Mendes, que trabaja para Costa y Falcao, es un maestro consumado).
Al mismo tiempo, llama la atención que Mou, tan calculador como es, arriesgue una posición tan importante en dos jugadores que han tenido problemas de lesionesrecurrentes y graves.




Falcao sigue anotandos goles con Colombia, pero no se sabe dónde jugará la próxima temporada.

Y desde la perspectiva de Falcao, ¿estará dispuesto a seguir calentando el banquillo? Si la respuesta es afirmativa, esto sugeriría que no está seguro de sí mismo o que su agente no le encuentra mejor destino.
Pero ni el Chelsea ni el Arsenal tienen tanto apuro como los clubes de Manchester.

Rojo o azul

Louis van Gaal tiene que acertar la próxima temporada: ya no tendrá la excusa de que los refuerzos anteriores fueron de urgencia.
Se sigue hablando de Dani Alves, aunque el brasileño dijo el fin de semana que estaba "muy satisfecho" ante el interés del AC Milan en sus servicios.




Aleix Vidal fichó por el Barcelona, aunque no podrá jugar hasta enero del próximo año.

El estilo de vida de Alves sugiere que estaría más satisfecho en Milán que en Manchester, pero el club italiano atraviesa una crisis de transformación cuyo desenlace es muy difícil de prever.
También corren versiones del interés de Van Gaal en el portero Hugo Lloris (Tottenham Hotspur) y el joven mediocampista Felipe Anderson (Lazio), pero estos nombres no tienen la jerarquía sugerida por Robin van Persie cuando dijo que Van Gaal preparaba una renovación de £200 millones (US$300m).
El City, que ha retenido a Yaya Touré (no todos creen que sea una buena noticia), estaría dispuesto a gastar unos US$60 millones en el belga Kevin de Bruyne, del Wolfsburg (antes del Chelsea), el mejor jugador de campo de la temporada en la Bundesliga.
Y sigue pendiente el futuro de Raheem Sterling, el veleidoso jugador del Liverpool que al parecer ha sido ofrecido por su belicoso agente a todos los grandes equipos de Europa.
Benítez, el DT que lo "descubrió" cuando estaba en la academia del QPR de Londres, guarda silencio: sus necesidades son diferentes y además en el Real Madrid los técnicos no suelen hablar de algo que es competencia de otros.
La última versión es que el City tendría interés en Sterling, debido en parte a que podría reforzar la cuota de jugadores formados localmente que exige la UEFA en sus normas para la Champions League.
Conviene tener en cuenta que la mayor parte de las versiones sobre transferencias se originan en los agentes de los jugadores, que agitan el mercado tratando de colocar a sus pupilos u obtener un buen rendimiento.

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