La brutal corraleja que tiene indignada a Colombia
Primero se puede ver cómo el toro corre confundido por la plaza abarrotada de personas que provocan al animal y luego huyen de una posible cornada.
Son imágenes típicas de una "corraleja", un espectáculo taurino propio de la costa caribe colombiana que –al menos en su primer tercio– no difiere mucho de los que también se celebran en muchos otros países latinoamericanos.
Los toros no son de lidia, sino que pertenecen a esa razas que se crían por su leche o su carne, mientras que los "toreros" no llevan trajes de luces, sino su ropa de diario.
Y la mayoría está, muy probablemente, intoxicada, pues en este tipo de celebraciones el alcohol corre a borbotones: coraje líquido para toreros espontáneos.
Luego, todo se vuelve un poco más confuso. Y salvaje.
El video muestra primero cómo el toro parece a punto de atrapar a un hombre de camisa rosada cerca de las barreras. "¡Lo mató! ¡Lo mató!", se oye comentar a un miembro del público.
Pero inmediatamente después lo que se ve es a un puñado de personas –hombres y algunos niños– linchando al animal que yace en la arena, de la que ya no volverá a levantarse.
Algunos le tiran botellas, otros parecen atacarlo con objetos corto-punzantes, la mayoría lo patea, saltando incluso sobre su cuerpo exangüe.
"¡El torito!", se oye, angustiada, la voz de otra aficionada.
Y la publicación de las imágenes en YouTube, el sábado pasado, tiene a Colombia debatiendo –una vez más– el tema de la violencia contra los animales en el contexto de los espectáculos de tauromaquia.
"Bastante común"
Para algunos la violenta muerte del toro durante la corraleja, celebrada este fin de semana en el municipio de Turbaco, es un hecho aislado que condenan incluso aquellos que defienden la continuidad de este tipo de espectáculos.
De hecho, todo indica que, en este caso, el animal primero fue herido por la puñalada de un espontáneo que intentaba escapar de su cornada.
Y, una vez en el suelo –afirman– la situación se terminó saliendo de control, desvirtuando completamente la corraleja.
Aunque Natalia Parra –la directora de la Plataforma Colombiana por los Animales, que se encargó de difundir el video– afirma que el linchamiento del toro es parte intrínseca de estas fiestas del caribe colombiano.
"Lo que resulta sorprendente es que la gente esté aterrada con lo que pasó, tal vez porque la mayor parte del país desconoce lo que sucede en una corraleja", le dijo Parra a BBC Mundo.
"Pero dentro de los tres tercios que tiene una corraleja es rara la vez que no se incluye el ingreso de la gente al ruedo para linchar al animal, ese es el cierre normal de la corraleja", explicó.
Para Parra la principal diferencia en este caso es que el episodio fue capturado en video y compartido agresivamente a través de las redes sociales.
Aunque también debe haber influido que el tema de la violencia en los espectáculos taurinos es objeto de un debate cada vez más encendido en Colombia, donde las fiestas bravas gozan de protección constitucional.
¿Tiempo de cambio?
Hasta el momento el grueso del debate se había centrado en el futuro de las corridas, pero ahora ya también empezaron a alzarse voces pidiendo también la prohibición de las corralejas.
"Está pasando algo muy interesante en términos de opinión pública. Inclusive personas que de alguna manera avalan las corridas de toros, al ver la relación con las corralejas –porque la única diferencia es que la primera es más adornada y más estética, pero sigue siendo una forma terrible de maltrato animal– están empezando a tomar conciencia", le dijo Parra a BBC Mundo.
"Pero el miedo mío como animalista es que pase este momento de efervescencia y calor, llegue otra noticia, y la gente olvide", reconoció la activista por los derechos de los animales.
La batalla no será fácil, pues si bien la ley colombiana prohíbe hacer espectáculo con el maltrato de los animales, la disposición exceptúa taxativamente "el rodeo, coleo, las corridas de toros, las novilladas, corralejas, becerradas así, como las riñas de gallos y los procedimientos utilizados en estos espectáculos", por tratarse de tradiciones populares de gran arraigo.
Y, por el momento, nada parece indicar que los diputados que conforman el actual congreso colombiano estén dispuestos a cambiarla.
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