Peligrosas obsesiones: fans y verdugos
Hay amores que matan, ya lo dice el refrán. Son muchos los casos de admiradores que se acaban convirtiendo, o lo intentan, en verdugos o acosadores de sus ídolos. En el recuerdo quedan estremecedores casos como los de John Lennon o la cantante mexicana Selena. Pero son muchos los artistas que se han visto amenazados por un fan que cruzó la línea entre la admiración y la obsesión.
Sucesos como este traen a la memoria la muerte de una de las figuras más grandes de la música: John Lennon. Fueron cuatro disparos de la pistola de Mark David Chapman los que terminaron con su vida el 8 de diciembre de 1980, cuando Lennon paseaba junto a Yoko Ono por las calles de Nueva York. Horas antes de darle muerte, Chapman estrechó la mano del cantante y le pidió un autógrafo. Aquella misma noche mató al que durante años había sido su héroe. Pese a que Chapman cumplió su condena en el 2000, sigue encerrado en un correccional tras haber sido denegada su libertad en múltiples ocasiones.
No fue un simple fan el que acabó con la vida de la cantante tejana Selena. El 31 de marzo de 1995, la presidenta de su club de fans la asesinó de un disparo por la espalda en la habitación de un motel. Selena tenía sólo 23 años cuando Yolanda Saldívar la mató, después de que la cantante confiara en ella para dirigir algunas de sus tiendas. Jennifer López llevó la historia de Selena a la gran pantalla.
Amores que matan
El supuesto amor por Jodie Foster llevó John Warnock Hinckley, Jr en 1981 a intentar asesinar al entonces presidente de EEUU, Ronald Reagan. El objetivo de este obsesionado admirador era llamar la atención de la actriz y creyó que matando a Reagan, Foster declararía su amor por él. La idea se gestó en su cabeza tras ver innumerables veces 'Taxi Driver'. Antes de disparar seis veces a Reagan, Hinckley escribió a la actriz para decirla que "no podía esperar más" para impresionarla.
También era amor lo que declaraba sentir Robert Dewey Hoskins por Madonna cuando entró ilegalmente en distintas ocasiones en la mansión de la cantante. Quería casarse con ella, pero también adecentar su vestuario. En una de las visitas a la casa de Madonna dejó escrito el siguiente pasaje de la Biblia: "aquellos que lleven ropa inadecuada deben ser castigados, y los que forniquen fuera del matrimonio, ejecutados". Se dice que durante el juicio, en el que se le condenó a 10 años, cantaba una de las canciones de Madonna sin dejar de observarla. En la cárcel continuó su obsesión.
Ricardo López aseguraba estar completamente enamorado de Björk cuando se suicidó después de mandar un paquete bomba a la cantante islandesa. López no aguantó la relación sentimental que mantenía Björk y grabó su suicidio para contarlo. En el vídeo se definía como "el ángel de la muerte para ella".
En 1993, Günter Parche apuñaló por la espalda a la tenista Mónica Seles en pleno partido contra Magdalena Maleeva. En este caso, no estaba obsesionado por la víctima sino por una rival suya: Steffi Graf. Así, Parche apuñaló a Seles para que su ídolo recuperara el primer puesto . "Durante el descanso, tras un juego, apuré hasta el final porque no había bebido nada de agua y de pronto sentí un dolor horrible en mi espalda [...] Me giré buscando de dónde venía el dolor y vi a un hombre detrás de mí levantando un cuchillo contra mí. Entonces me volvió a apuñalar...", contó la tenista en una entrevista en el diario The Mail.
Y estas insólitas historias continúan... Bob Dylan se vio acosado por Alan Jules Weberman que creo el 'Frente de Liberación de Dylan' para "liberarlo de sí mismo", revolvía en su basura e inclusó entró en su casa y robó distintos objetos. George Harrison descubrió una día a Cristin Joyece Keleher, una completa desconocida que aseguraba ser su amante, comiendo una pizza tranquilamente en su cocina.
Whitney Houston, Olivia Newton-John, Janet Jackson, Tokio Hotel... la lista de famosos que se han visto acosados, agredidos e incluso amenazados por sus fans es larga. La gran mayoría de ellos aseguraban amarles.
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